El incendio comenzó la tarde del sábado 31 de diciembre de 2011 en el sector de Pichiqueime, en la comuna de Quillón, y luego se extendió por 17 focos. Otras fuentes señalan que este fuego se inició durante la mañana del viernes 30, alrededor de las 2 o 3 de la madrugada en ocho puntos simultáneamente. Creció sin control durante los primeros días de 2012, debido a las adversas condiciones meteorológicas, con altas temperaturas y viento, teniendo como consecuencias la muerte de dos personas,;más de mil damnificados, la destrucción de más de 224 viviendas, y la quema de más de 28 mil hectáreas de bosque nativo, plantaciones, pastizales y matorrales.
A raíz de los incendios en la región, se registraron cortes parciales de tránsito en la ruta CH-148, entre Quillón y Florida, y fue cerrada la autopista del Itata, que une Penco y Chillán. Las llamas del incendio forestal alcanzaron una de las cinco plantas industriales del complejo Nueva Aldea de la Celulosa Arauco, dedicada a la fabricación de paneles plywood, la que resultó completamente quemada.
En la tarde del lunes 2, debido a las condiciones del viento hacia el oeste, el foco principal se había trasladado hacia la localidad de Ñipas. Ese mismo día, el presidente Sebastián Piñera decretó zona de catástrofe a las comunas más afectadas por el incendio, a saber: Florida, Quillón, Ránquil y San Rosendo. Recién durante la madrugada del 4 de enero, bomberos de Quillón, Talcahuano y Chiguayante lograron controlar los principales focos del incendio, ayudados con la disminución del viento, con lo que se dio inicio a una segunda fase de recorrer el terreno y repasar los mismos focos para evitar rebrotes. Al día siguiente, el intendente del Biobío comunicó que el incendio se encontraba en fase de extinción. Desde el viernes 6 se iniciaron los trabajos de riego para mantener la humedad en el suelo.
En las labores de detención y extinción del incendio participaron más de 660 brigadistas, entre voluntarios de Bomberos, funcionarios de la Corporación Nacional Forestal (CONAF), personal de las empresas forestales de la zona e integrantes de las Brigadas contra Incendios Forestales (BRIFES) del Ejército de Chile. El trabajo fue reforzado por ocho aviones y diecisiete helicópteros dispuestos por empresas locales, CONAF y la ONEMI.
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